La semana pasada comencé a hablar sobre las lesiones producidas en un accidente de auto. En esta ocasión abordaremos las lesiones que sufre un peatón.
De acuerdo a la Real Academia de la Lengua, un atropellamiento se define como: “Alcanzar violentamente a personas o animales, chocado con ellos y ocasionándoles, por lo general, daños”.
La gravedad de las lesiones sufridas dependen de varios aspectos, como son: edad, sexo, peso y talla, condiciones físicas, condiciones psíquicas en el momento del accidente, circunstancias del hecho y tipo de vehículo.
Asimismo, el atropello, por su carácter dinámico, tiene las siguientes fases:
- a) Choque o encontronazo: Su intensidad depende de la velocidad del vehículo. Es el momento en que el vehículo alcanza al peatón. Se produce así la primera acción traumática. En esta fase, las lesiones más frecuentes son las contusiones en sus diversas variedades, heridas contuso-cortantes con mayor frecuencia de los miembros inferiores aunque, en su determinación influyen –naturalmente- la altura del vehículo.
- b) Caída o proyección del cuerpo sobre una superficie dura (el propio vehículo y el pavimento): la consecuencia del empujón o choque es la pérdida del equilibrio, lo que causa la caída. Según el lugar del choque será la caída. Si aquél que produce, es de frente, será de espaldas y viceversa. Generalmente la caída implica un desplazamiento debido a la fuerza del choque por la velocidad del vehículo, por lo que la víctima es lanzada a distancia variable de acuerdo con la magnitud de la velocidad. Las lesiones que se producen son de carácter contuso en sus diversas modalidades pero la diferencia de las de choque, las que predominan son en la cabeza, en la parte superior del tronco y en los miembros superiores. En Italia denominan caricamento al tipo particular de lesiones que se produce cuando la víctima es proyectada hacia arriba y cae literalmente sobre el capó y el parabrisas. En este caso, difiere el tipo de lesiones, predominan las lesiones excoriativas y cortantes superficiales de carácter múltiple determinadas por los fragmentos de vidrio.
- c) Aplastamiento o comprensión del cuerpo comprimida entre dos superficies (el propio vehículo y el piso o pavimento): es el hecho de pasar, por lo menos, una rueda por encima del cuerpo caído. Si se trata de un vehículo ligero, se realiza un sobrepaso pues la rueda o ruedas pasan por encima. En cambio, si se trata de un vehículo más pesado, el sobrepeso queda sustituido por un aplastamiento que, en ocasiones, es realizado por un elemento distinto de las ruedas. En este caso tiene más influencia el peso del vehículo que la velocidad. Se trata de las lesiones más típicas y demostrativas de la embestida vehicular, evidenciadas por lesiones excoriativoequimóticas de carácter figurado, que reproducen la forma de los neumáticos y otras del tipo de los hematomas. Se producen también lesiones profundas constituidas por fracturas múltiples y desgarros viscerovasculares con hemorragia interna importante.
- d) Arrollamiento: consiste en una acción envolvente transmitida al cuerpo o acción giratoria sobre su eje longitudinal determinada por la acción de las ruedas y los ejes del vehículo en movimiento y que suele determinar extensas lesiones tegumentarias y fracturas múltiples. Respecto de las lesiones tegumentarias, éstas se producen por arrancamiento y desprendimiento, siendo características de esta fase las lesiones en el cuero cabelludo.
- e) Arrastre: se produce en un trayecto más o menos largo, debido a que la ropa de la víctima queda enganchada en las partes salientes del vehículo. Las lesiones de esta fase son de carácter contuso, siendo típicas las excoriaciones de tipo apergamiento, que denotan el roce del cuerpo sobre una superficie dura que lo lleva, muy posiblemente, a la muerte.
Con estas descripciones, cierro este segmento pero de ninguna manera para enviarlo al olvido. Al contrario, estoy totalmente convencida que el conocimiento de las consecuencias que puedo o me pueden causar en un accidente vial, me permitirá hacer conciencia en el momento de sentarme frente al volante dispuesta a transitar por las calles de esta u otra ciudad.
Ya estamos en vísperas de los festejos navideños y es cuando más expuestos nos encontramos a los accidentes. Los invito a que la prudencia y la conciencia sean nuestros acompañantes permanentes en nuestra vida. Recuerden que en nuestras manos tenemos condiciones que sí podemos controlar tales como el alcohol, la velocidad. No le juguemos al vivo y mejor, mantengámonos vivos.
A todos ustedes, les deseo mucha felicidad y bendiciones.