Por Fernando Gutiérrez-Benjumea
En esta temporada 2011 que acaba de finalizar se cierra el ciclo de los llamados EBD o difusores soplados por el escape (de sus siglas en inglés Exhaust Blown Diffuser) que estarán prohibidos por el reglamento técnico del año próximo, poniendo con ello fin a uno de los recursos técnicos más importantes, que han hecho de los Red Bull los coches a batir en los últimos dos años.
Los EBD salieron a la luz pública a principios de 2010. El inventor del sistema, cómo no, había sido Adrian Newey con su Red Bull RB6 y a partir de entonces, todos los equipos de punta se pusieron a la tarea de emular el sistema, con mayor o menor éxito. El punto álgido de la discusión entre FIA y los equipos fue en Silverstone de este año, donde la cantidad de aire que los escapes enviaban al difusor mientras el acelerador no estaba pisado, se quiso limitar ya que en algunos equipos era un porcentaje muy elevado.
Mucho se ha hablado de ellos pero, en realidad ¿sabemos realmente qué son los EBD y cómo funcionan? Un difusor es un conducto de menor sección en su parte inicial y de mayor sección en la salida, que al hacer circular una corriente de aire por su interior, crea el efecto de acelerar esa corriente de aire. Como descubrió el físico Bernoulli en el siglo XVIII, este incremento de la velocidad del fluido provoca una disminución de la presión en el interior del conducto. Los difusores, situados en la parte inferior trasera de los coches de Fórmula 1, crean el efecto de reducir la presión en la parte inferior de vehículo y, por lo tanto, aumentan la deportancia o fuerza con la que el coche se adhiere al suelo.
El concepto, aplicado originalmente desde los años ’70 cuando fue introducido con el nombre de “efecto suelo”, fue revisado por Newey que, con su visión de genio, decidió posicionar los tubos de escape del coche ubicando su salida a la entrada del difusor, de modo que la corriente de aire impulsada por el escape del motor pasase por debajo del coche ayudando a incrementar la deportancia en el mismo.
Como la posición del acelerador es fundamental para que esa corriente de aire se siga suministrando, Newey modificó la programación de la centralita o ECU del auto (el “mapa” del motor) para que durante la frenada, el acelerador siguiese parcialmente abierto, creando el llamado “off-throttle” EBD. De este modo, durante la fase de las curvas en las que el piloto no lleva pisado el acelerador, se seguía suministrando una corriente de aire a través del escape, por lo que la fuerza proporcionada por el difusor no era tan diferente en las fases de frenada o aceleración, un elemento crítico para el equilibrio dinámico del coche.
El genio creador de este ingeniero nos va a seguir dando en los años venideros muchos nuevos inventos, algunos de los cuales ya deben existir pero aún, con toda probabilidad, no nos hemos dado cuenta de su existencia.